La app solicita datos biométricos y biográficos controversiales.
Desde hace algunos meses se enfrenta una crisis migratoria sin precedentes en la frontera México Estados Unidos. Cada vez es mayor el número de migrantes que solicitan asilo para poder ingresar al país en calidad de refugiados. Para poder controlar la situación, el gobierno demócrata decidió recurrir a medidas innovadoras que mejoren la capacidad de procesamiento de las agencias fronterizas.
Una de ellas es una nueva aplicación para smartphones llamada CBP One que utilizan los agentes de la frontera México Estados Unidos. La app cuenta con un polémico sistema de reconocimiento facial, geolocalización y almacenamiento en la nube que recoge, procesa y almacena información crucial sobre los solicitantes de asilo. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) afirmó que es absolutamente necesario recurrir a este medio porque los oficiales fronterizos ya no dan abasto.
La “smartificación” de la frontera México Estados Unidos
Mediante aplicaciones digitales y sistemas tecnológicos el gobierno busca resolver la agitada situación que se vive día a día en la frontera México Estados Unidos. Como consecuencia, Alejandro Mayorkas, secretario del DHS, solicitó recientemente al gobierno un presupuesto de $1.2 mil millones de dólares para modernizar los puestos fronterizos y los sistemas de seguridad. Según declaraciones oficiales, el objetivo es agilizar los cruces y garantizar el tratamiento humanitario y seguro de los migrantes.
Sin embargo, para los expertos en privacidad y los defensores de los derechos y las libertades civiles, la medida constituye un peligro para la seguridad y privacidad personal. Esto se debe a que los sistemas de seguridad, entre ellos la aplicación mencionada, solicitan información biográfica y biométrica delicada que luego registran y almacenan en sus archivos. En una posición de clara desigualdad, los migrantes no tienen otra opción que aceptar su utilización y aceptar los términos y condiciones que impone el gobierno estadounidense.
“El uso del reconocimiento facial por parte de CBP plantea enormes peligros para la privacidad y es otro paso más en un camino muy riesgoso. Cada vez que el gobierno adquiere la huella facial de una persona, se incrementa el riesgo de una vigilancia persistente, donde el gobierno podría identificar y rastrear los movimientos de las personas sin su conocimiento».
manifestó la abogada principal del Proyecto de Seguridad Nacional de la ACLU, Ashley Gorski.
Una herramienta moderna para aliviar la tensión en la frontera sur
A pesar de las alarmas, las agencias fronterizas ya han comenzado a utilizar la app en conjunto con organizaciones internacionales y no gubernamentales, como por ejemplo la agencia de refugiados de las Naciones Unidas (UNHCR). Mediante la ayuda de estas organizaciones y las soluciones tecnológicas, el gobierno logra identificar a los solicitantes de asilo que se vieron afectados por el programa Permanecer en México y esperan el procesamiento de sus solicitudes.
Se trata de alrededor de 70,000 personas que, durante la administración Trump, se vieron obligados a esperar en territorio mexicano las audiencias de las cortes de inmigración en los Estados Unidos. Con el surgimiento de la emergencia sanitaria, el gobierno de Trump se valió del Título 42 para cerrar la frontera México Estados Unidos casi por completo y expulsar sin mediación previa a migrantes y solicitantes de asilo.
Dichosamente, desde su primer día en el cargo, el presidente Biden ordenó congelar el programa Permanecer en México y, durante las últimas semanas, ha permitido a más de 11,000 solicitantes de asilo ingresar a los Estados Unidos, sobre todo a los más vulnerables.
En Inmigrando con Kathia queremos que la situación en la frontera México Estados Unidos se descomprima y que se agilicen las solicitudes lo más pronto posible, pero no a cualquier costo. Esperamos que la tecnología y las aplicaciones digitales sean utilizadas solo en la medida que permitan organizar y facilitar la inmigración legal pero no para establecer una vigilancia persistente e injustificada sobre personas que no han cometido ningún crimen más que desear una vida digna.
