Este artículo habla sobre las arpilleras chilenas. La imagen es meramente ilustrativa.

Las arpilleras de Chile

Arte y testimonio en los conmovedores textiles de las mujeres chilenas

Una exhibición online del Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA) reúne decenas de tapices bordados sobre tela de arpillera realizados por mujeres chilenas durante los diecisiete años del régimen militar de Augusto Pinochet. Las arpilleras son un vivo testimonio de la vida de chilenos y chilenas durante estos duros años y denuncian los abusos de poder por parte del gobierno.

Las arpilleras, testimonio de una época

La muestra de tapices nos cuenta esta historia desde el punto de vista de las mujeres. Las artesanas se reunían en talleres de arpillera, muchos de ellos impulsados por organizaciones de la Iglesia Católica vinculadas a la defensa de los derechos humanos. Empezaron a realizarse en 1973, luego de la ocurrencia del golpe de Estado en Chile.

Las arpilleras comenzaron plasmando la situación que atravesaban sus realizadoras en ese momento: la desaparición de maridos, hermanos e hijos, su búsqueda incesante y el aire sofocante que se vivía en las calles. Sobre la tela de arpillera se creaba una escena mediante el uso creativo de hilos y textiles, aplicando técnicas de bordado y patchwork.

Selección de arpilleras expuestas en el MOLAA

Poco a poco las arpilleras ampliaron su foco y comenzaron a incorporar otros motivos de la lucha social: el hambre, las protestas, el trabajo precario. Los talleres de arpillera fueron al mismo tiempo un escape creativo, un punto de encuentro, una forma de resistencia y una salida económica para muchas mujeres que se encontraban en una situación vulnerable.

Por la naturaleza misma de estos tapices, su comercialización se manejaba en la clandestinidad y no llevaban la firma de sus autoras. Los tapices eran vendidos en el extranjero mediante redes internacionales gestionadas por las mismas organizaciones que fomentaban los talleres.

tela de arpillera Inmigrando con Kathia
Tela de arpillera, el material base de los tapices

El fuerte rol de las iglesias

Los talleres de arpillera no habrían sido posibles a no ser por la valiente labor no solo de las artesanas, sino de las organizaciones de derechos humanos que les dieron iniciativa. En esta historia destaca el importantísimo rol que tuvieron las iglesias chilenas.

En un primer momento fue el Comité Pro Paz de Chile, fundado por decreto arzobispal del cardenal Raúl Silva Henríquez como respuesta al golpe militar. El Comité asumió la defensa de los derechos humanos en un momento en el que detenciones, persecuciones y desaparición forzada de personas por parte del Estado se estaban volviendo moneda corriente en Chile. Participaron en él las principales iglesias cristianas y la comunidad judía.

El Comité funciono hasta el 31 de diciembre de 1975, cuando tuvo que cerrar sus puertas debido a la presión y amenazas de Pinochet. Sin embargo, al día siguiente comenzaría a funcionar la Vicaría de la Solidaridad, la institución que continuaría la labor humanitaria del Comité. El mismo cardenal Silva Henríquez había advertido a Pinochet que la Iglesia no abandonaría su deber de de velar por los derechos humanos.

Fue por pedido del cardenal que el Papa Pablo VI creó la Vicaría. Se mantuvo en funcionamiento durante toda la dictadura y hasta 1992. Si las arpilleras registran por el lado del arte los horrores de la época, el archivo de la Vicaría es un aplastante arsenal de documentos que dan fe de los terribles acontecimientos.

Los tapices de arpillera: arte y memoria de un pueblo

Los tapices de arpillera son centrales a la memoria chilena, a la historia de la lucha y resistencia de un pueblo sufrido que halló en esta forma de artesanía los medios para expresar y expresarse durante tiempos en los que alzar la voz podía significar la muerte. Y aquellos tapices son las voces de las mujeres chilenas, que marcaron con ellas la historia de la lucha por los derechos humanos.

Durante los años de la dictadura, los tapices fueron expuestos en diversas exhibiciones de arte a lo largo del mundo, dando a conocer lo que acontecía en Chile. Fueron una verdadera manifestación del arte comunitario, y su distribución, un símbolo de solidaridad y valentía.

El día de hoy, existe una extensa colección de arpilleras en el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos de Chile. En los Estados Unidos, se ofreció hace algunos años la muestra “Arte, Mujer y Memoria: Arpilleras from Chile” en el Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA) de Long Beach, que ahora puede visitarse de forma digital.

Las conmovedoras creaciones de las arpilleristas chilenas nos llenan de orgullo, admiración y respeto. Nos recuerdan que incluso en los tiempos más oscuros, siempre podemos hacer algo para ayudar a los demás y cuidarnos entre nosotros. En Inmigrando con Kathia les invitamos a disfrutar de esta increíble muestra y esperamos que les guste tanto como a nosotros.

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